En 2025, la fiscalización digital del SAT avanza hacia un modelo donde cada comprobante fiscal debe reflejar coherencia total entre la operación, la contabilidad y las declaraciones.
Los requisitos de comprobación fiscal electrónica se han reforzado dentro del marco del CFDI 4.0, con nuevos controles automáticos que validan datos de emisor, receptor, conceptos, métodos de pago y uso del comprobante en tiempo real.
Este endurecimiento responde al alto volumen de inconsistencias detectadas en ejercicios anteriores, como facturas con datos incorrectos, RFC no válidos o incongruencia entre CFDI y movimientos bancarios.
Hoy, más que un trámite administrativo, la emisión de facturas digitales es un proceso de verificación de cumplimiento, donde cualquier error puede derivar en sanciones o pérdida de deducibilidad.
Cómo se materializa esta revisión
El SAT ha fortalecido sus algoritmos de validación y cruces automáticos, por lo que los comprobantes ahora se analizan de forma integral:
- Datos de identidad: el RFC, nombre y código postal del receptor deben coincidir exactamente con los registrados ante el SAT.
- Forma y método de pago: deben reflejar el medio real utilizado (transferencia, efectivo, tarjeta, etc.) y ser congruentes con los estados de cuenta.
- Uso del CFDI: ya no puede marcarse como “por definir”. El emisor debe seleccionar un uso específico que corresponda al régimen y actividad del receptor.
- Claves de productos y servicios: deben ser precisas y actualizadas conforme al catálogo vigente; las genéricas ya no garantizan deducibilidad.
- Relación entre comprobantes: si una factura sustituye o corrige otra, debe establecerse la relación correcta, de lo contrario el CFDI previo podría seguir vigente con errores.
Ejemplo práctico:
Una empresa factura “asesoría profesional” usando una clave genérica y sin describir el servicio real. Si el SAT identifica que el proveedor no tiene capacidad operativa o que el pago no coincide con el monto del CFDI, el comprobante puede considerarse inválido.
En cambio, un CFDI emitido con datos precisos, clave correcta, descripción detallada y soporte documental (contrato, evidencia de entrega o servicio) consolida la deducibilidad y refuerza la trazabilidad ante cualquier revisión.
Estrategias recomendadas
- Validar la congruencia de datos: revisar que el RFC, domicilio fiscal y régimen coincidan con los registrados ante el SAT.
- Actualizar catálogos internos: usar las claves de productos, servicios y unidades del CFDI 4.0 vigentes.
- Evitar conceptos genéricos: describir con precisión el producto o servicio facturado y su relación con la actividad.
- Controlar la trazabilidad: conservar evidencia de entrega, contratos, órdenes de compra y pagos.
- Conciliar pagos y CFDI: garantizar que la forma y método de pago correspondan con los movimientos bancarios.
- Implementar revisiones periódicas: auditar internamente los CFDI emitidos y recibidos para detectar errores antes de la declaración anual.
- Capacitar al personal contable: especialmente en la validación técnica de los campos obligatorios y en la interpretación de las reglas del SAT.
El cumplimiento de los requisitos de comprobación fiscal electrónica ya no se limita a emitir facturas válidas, sino a asegurar su precisión, trazabilidad y congruencia documental.
La automatización del SAT convierte cada CFDI en un punto de verificación fiscal, y la única forma de mantener la deducibilidad es cuidar cada detalle desde su emisión.
En ACEI, ayudamos a las empresas a revisar sus procesos de facturación, validar la consistencia de sus CFDI y fortalecer los controles que garantizan cumplimiento y seguridad contable ante la fiscalización digital.
